viernes, 9 de diciembre de 2011

Una semana sin ver Televisión

Después de reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad, la función que cumplen, su trascendental faceta de constructores de realidad y su capacidad para condicionar la agenda y el debate público, así como para otorgar o denegar categoría de noticia a los hechos, propusimos realizar en clase una práctica que nos permitiera tomar conciencia real del lugar que ocupan en nuestras vidas, fundamentalmente los medios audiovisuales, y para ello asumimos el reto de intentar pasar UNA SEMANA SIN VER TELEVISIÓN, ni producciones audiovisuales tampoco a través del ordenador por Internet.
Así, entre el martes 18 y el 25 de octubre de 2011, centramos nuestros esfuerzos en vivir sin televisión, y aunque la consigna era clara, la tentación o las circunstancias hicieron que pocos lo consiguieran plenamente. Estas son las conclusiones que tras el ejercicio elaboraron algunos de los alumnos y alumnas participantes en la actividad:

Raquel Gómez:
Toda esta semana sin ver la televisión (desde el martes 18/10/11 hasta el martes siguiente 25/10/11), me he planteado muchísimas cosas y he pensado más en la televisión que en toda mi vida. Me han pasado cosas y he hecho cosas que no habrían pasado si la hubiese visto la televisión, me he parado a pensar en cómo la utilizamos de entretenimiento y cómo corta la conversación, el diálogo en muchos de los casos.
 El primer día sin televisión se afrontó bien, debido a que tenía todo el día ocupado y realmente entre semana cuando veo la televisión es por la noche a la hora de cenar, que este día cené en la habitación, actividad que nunca hago ahí. Se me hace raro no ver la televisión, de hecho he pensado más en ella que en toda mi vida y por un lado “me fastidia” no cenar con mis padres, pero tampoco les voy a apagar la televisión para un momento que tienen de relax. Pero al cabo del paso de la semana, me di cuenta, que llevaba día tras día contando y esperando a que llegase el último.
En conclusión me ha parecido una experiencia curiosa, en la que nunca nos paramos a pensar que ¿qué pasaría sin televisión?, y no nos damos cuenta que hasta que no “podemos” verla no dejamos de hacerlo. Es como el refrán, que echas de menos las cosas y te das cuenta de su valor cuando no las tienes. Y también me ha hecho valorar las cenas con mis padres, me ha hecho ver la falta de comunicación que se produce por este medio de comunicación y cómo la utilizamos de entretenimiento en la mayoría de los casos y no la utilizamos para aprender que también se puede. Además me parece un ejercicio de auto superación y de compromiso que no nos damos cuenta de lo difícil que es hasta que lo tenemos que hacer. Pienso que todo el mundo debería ponerse a hacer este ejercicio para valorar las cosas, ver desde otro punto de vista el mundo ya que el tiempo empleado en ver la tele lo emplearás para realizar otras cosas. Me ha hecho gracia en muchísimos momentos ver en qué compromiso me podía poner la televisión, es decir, en el que caso de cenar con la familia viendo la tele, si ésta no la puedes ver hace que no cenes con ellos o tomes otra alternativa, por lo que resulta curioso ver cómo la gente te toma por loco por querer dejar de verla cuando no estás haciendo ningún mal.

Iris Sánchez:
Como resultado del reto propuesto admito que me siento satisfecha. No he conseguido dejar de verla al 100% pero sí que he bajado la cantidad de consumo. El mayor problema lo he encontrado a la hora de evitar ver la televisión con la familia en la franja de 22:00 a 00:00h. porque para nosotros el ver la televisión no es mero entretenimiento sino que es un acto socializador porque es el único momento para estar juntos.

A pesar de esta dificultad, no ha sido tan difícil. Al plantearnos el reto parecía imposible poder vivir sin televisión, pero tampoco es tan complicado.

Este ejercicio me ha parecido una buena propuesta para tomar constancia de la cantidad de tiempo que desaprovechamos semanalmente en ver televisión. Todo este tiempo podría ser empleado para realizar cosas productivas.

Elena Díaz:
La primera conclusión a la que he llegado es que me he dado cuenta del gran poder que tiene la televisión, ya no solo de influencia en cuanto a la forma de pensar (que es lo que hemos señalado hasta ahora), si no en la forma de vivir que tenemos. Puedo llegar a decir que estoy “enganchada” a las series porque los días que he conseguido no verlas, por un lado, me sentía bien pero por el otro era como si me faltase algo. Quiero decir que está tan dentro de nuestras vidas, o de la mía que me siento incompleta si no los tengo. Todo esto, teniendo en cuenta que están siempre alrededor, probablemente en una isla desierta las cosas cambiarían.
Otra cosa en la que he pensado bastante es en que en toda la semana no he hablado casi con mi hermano, ni con mi madre porque ellos comen viendo la televisión y normalmente es el único momento del día en el que estamos los tres juntos. Por un lado he pasado menos tiempo con mis familiares, pero por otro más con mis amigos puesto que he salido más para no estar en mi casa aburrida. Es decir, que ver la televisión o no, condiciona tener relaciones sociales ya sea la intensidad de ellas o con quien las tengas.
También me ha parecido interesante el fijarme en la rutina, me he dado cuenta de que muchas veces veo la televisión por rutina, por ejemplo, cada día mientras como. Normalmente nada más llegar a casa enciendo la tv para ponerme a comer. Esa es mi rutina y por eso creo que vi la tv el primer día, sin darme cuenta.
A parte de todo esto, tampoco creo que ver series o la tv todos los días sea malo, siempre que tu vida no gire en torno a ello, está bien dejar de pensar un rato. Además personalmente creo que una vida sin televisión podría ser, pero sin cine… no lo creo.

Leticia Castro:
No es que resulte difícil no ver la televisión. Al estar ocupada, tener planes para salir, cosas que hacer... no veo la televisión, no es necesario y tampoco piensas en ello.
Sin embargo, cuando estas agotado y llegas a casa no te apetece pensar, hacer nada, y para ello la televisión es bastante “útil” ya que te permite simplemente sentarte delante de “la caja tonta” desconectar y entretenerte. Y eso es lo que ocurre a diario cuando la familia llega de un día en el trabajo, de clase, cansado…
Aun así es reconocible las muchas veces que vemos, al menos en mi caso la televisión a diario.
Esta semana más que menos he conseguido no depender de la televisión, pero es sorprendente las muchas veces que el sustituto a la televisión es el ordenador donde también he pasado mucho tiempo durante la semana bien sea por ocio, comunicarme o trabajar.
Coincidiendo con esta semana de “desintoxicación” he leído en el periódico una noticia sobre cuánto dinero necesitaríamos para renunciar a internet durante toda la vida. La gente pone un precio muy alto a cambio de renunciar a internet, y es que hoy en día, me incluyo por supuesto, vivimos “enganchados” y dependiendo de muchos elementos: televisión, internet, móvil, imagen, publicidad…
¿Realmente era tan difícil la vida hace 60 o 70 años? Vivian sin estar las 24 horas día conectado, pendientes, esclavos de la tecnología…
¿Por qué nos resulta tan complicado entonces a nosotros? ¿Qué nos engancha tanto?

Alfonso López:
Tras realizar el ejercicio de permanecer toda una semana sin ver televisión, contando las pequeñas “faltas” ser reduce a unos 15 minutos en toda una semana.

Lo más dificultoso al principio resultó la franja horaria (de Lunes a Jueves fundamentalmente) entre las 15:00 y las 18:00h  ya que se trataba de un la rutina más clara de la semana, en cuanto a ver televisión. En gran parte, eran horas de televisión pasiva, en el sentido de que la mayoría servían para acompañar la hora de la siesta.

Pero sin duda lo más duro a la larga fueron las horas de ver películas o series en internet, pues eran cosas que veía de forma más selectiva, más concreta y que elegía ver en mis ratos libres. De hecho justo antes de empezar este ejercicio estaba siguiendo dos series de forma bastante activa y constante, digamos coloquialmente que estaba “enganchado”.

En esos ratos libres que antes los cubría la televisión me dediqué a avanzar un libro que debía leer para un trabajo de una asignatura, lo cual me hizo avanzar mucho y prácticamente terminarlo en esa semana.
Al mismo tiempo coincidió que esa semana estuvo especialmente cargada de trabajos para clase y no noté mucho la falta de televisión, aunque si en algunos determinados momentos la eché en falta para desconectar.

La conclusión más clara que saco de este ejercicio es que el consumo pasivo de televisión lo realizo en horas muertas, en las cuales llego a casa medianamente cansado y lo más fácil es poner el televisor y relajarme, en estos casos no busco un programa de televisión en concreto, es más algo rutinario y cuya finalidad es que me mantenga entretenido y relajado bajo unos mínimos. Sin embargo en cuanto a lo que internet se refiere, esta cubre un espacio más selecto y cuidado y la forma de verlo también cambia, pues atrae más mi atención, si no plena, al 99%, y lo bueno es que puedo parar de verlo cuando quiera, no como en la televisión, que en cierto modo, si algo te interesa, te obliga a verlo de forma prolongada y hasta el final.

Esta semana sin televisión me ha permitido ver de otra forma la rutina semanal y pararme a pensar y reflexionar en cosas cotidianas a las que antes no les prestaba tanta atención: hablar con la familia, leer más y de algún modo también ha aumentado mi concentración en el estudio.

También he tenido la oportunidad de observar las posibles repercusiones de esta actividad en mi comportamiento al finalizar este ejercicio. En ocasiones la televisión quedaba encendida de fondo, casi como sonido ambiente, o permanecía encendida mientras me echaba la siesta, ahora la apago cuando no la estoy viendo, no porque me sienta mal por tenerla encendida, sino por la consciencia de que no la estoy viendo y de que no tiene sentido que siga encendida.

Aunque he de reconocer que se me ha sumado, en mi vida cotidiana, el hecho de que apenas paso por casa, ya que he empezado a realizar otras actividades:
Prácticas de la carrera, clases de inglés, de kung-fu, entrenamientos y partidos de fútbol, sumado al ocio que ya realizaba antes: ir al cine o salir con mis amigos.

Los días que tengo oportunidad de echarme la siesta, sigo poniendo lo primero que veo en la televisión para poder dormirme, pero la apago al rato. El resto procuro seleccionarlo de forma más cuidadosa, ya lo hacía antes bastante, pero quizás ahora todavía más. No es algo muy complicado pues no me gusta mucho ver la televisión, me reitero en que prefiero ver otras cosas por internet, pero ahora lo realizo con más cuidado  todavía.

El cálculo actual de consumo de televisión ha disminuido notablemente: 8 horas a la semana aproximadamente.

Marta Rivera:
Pensé que sería un trabajo muy difícil de realizar, que no sería capaz. De hecho la gente pensaba que era una tontería y que no servia para nada.
Al principio les decía que por el tiempo, pero me ha servido:
-      Demostrarme a mi misma que se puede vivir hoy en día sin tele.
-      Fuerza de voluntad. Superación personal.
-      Lo que nos obnubila la tele.
-      La cantidad de cosas que se pueden hacer sin tele, a la par de lo difícil que es huir de ella.
-      De la cantidad de conversaciones que tenemos al día sobre ello.
-      La incomprensión de las personas que tienes a tu alrededor
Parece que es una actividad estúpida pero que nadie se plantea hasta que punto la tele esta en muestras vidas hasta que no se ve en la situación de tener que estar una semana sin ver la televisión.

Marta E. Blanco:
Después de estar toda la semana casi sin ver la televisión y haber hablado de la importancia de la misma en nuestras vidas, nos queda darle una última vuelta al valor de un consumo responsable de este medio de comunicación.
En principio, podemos empezar hablando del resultado de nuestro intento. A pesar de que no he añadido la tabla inicial que hicimos, si que he ido indicando en cada día el tiempo que suelo ver la tv en cada uno de ellos, y más tarde he dicho cuánto he conseguido evitarla esta semana. Particularmente aunque no he conseguido evitar totalmente ver la tv esta semana, si estoy contenta con el resultado obtenido, porque la he visto muchísimo menos que normalmente. Además, las veces que la he visto en su mayoría atiende a momentos en los que toda la familia está viéndola, por lo que más que estar atenta a la tv estaba atenta a comentar con todos lo que iba saliendo en ella. Ha sido una forma de socialización con mi familia el haber visto esta semana la tv, porque a la vez que la veíamos comentábamos este ejercicio, por qué era importante, por qué era difícil de conseguirlo… Por ello, tengo que decir que creo que el resultado que he obtenido no podría haber sido mucho mejor de lo que ha sido, a no ser que hubiera quitado todas las tv de mi casa, que por otra parte habría causado un conflicto familiar.
Continuando con la reflexión hablaremos de la manipulación de estos medios, en cuanto a que el hecho de no ver la tv puede llegar a ayudar sobre la percepción de un tema. Por ejemplo, una de las noticias de esta semana ha sido la muerte de Gadafi, y fue uno de los vídeos que yo vi antes de terminar el reto. Al enterarme de la noticia, y sin haber visto las imágenes posteriores en las noticias, mi percepción del tema fue muy diferente a la que pudo ser después, porque antes de ver las imágenes tenía una visión fría, distante… al ver el vídeo me quedé con las imágenes de la paliza, de todo el cuerpo sangrando… por lo que la misma percepción se traslada a una visión de la brutalidad de las personas que cambia por completo el posicionamiento hacia el tema. No quiere decir que por no verlo pudiera pensar diferente, si no que el hecho de hacer una noticia con imágenes de la paliza o con imágenes simplemente del país en las que no se vea este hecho, cambia totalmente la transmisión que tu quieres hacer de esta información. No puedo decir si esta semana he estado o no más manipulada porque no sé hasta qué punto noticias que no he podido ver tienen repercusión en otros temas de los que antes o después esté manipulada. Sin embargo, si puedo decir que no he tenido una visión tan negativa del mundo en cierto sentido. Cuando vemos las noticias la mayoría del tiempo están contando historias horribles de la sociedad, historias de asesinatos, muertes, maltrato… pero esta semana no he visto nada de eso, parece que he olvidado un poco que el mundo es todo eso, o por lo menos quieren hacernos creer que lo es. Así que, ¿Es eso una manipulación? ¿Y si hiciéramos un programa informativo sólo con noticias alegres y felices? En mi opinión, no se lo creería nadie, por lo que podemos pensar que este mismo detalle es una forma de manipulación.
Seguiremos hablando de la reflexión que hemos hecho en conjunto, en clase. En primer lugar, lo que ya hemos venido diciendo en el resto del diario: nadie o casi nadie ha conseguido evitar totalmente la televisión, por lo que podemos decir bien alto que nos persigue. Ante esta persecución, ¿Qué debemos hacer, no ver la televisión? Creo que el problema es que hay que saber tenerla cerca, pero a la vez lejos. Es decir, hay que saber verla responsablemente. Para esto, podemos hablar del texto que leímos y comentamos en clase: “el impacto de la televisión en los niños”. Personalmente, el texto parece una continua exageración sobre las horas de tv de los niños, las actividades que se podían realizar, el papel de los padres dentro de ellas… A veces exageramos al ver la tv, otras exageramos al querer prohibirlo tanto… La impresión que yo me llevo es la necesidad de un continuo horario en el que tenemos que tener muy claro qué horas son para una cosa, qué horas son para las otras y, realmente, no creo que sea así. Si tuviéramos cada minuto de nuestra vida tan medido no tendríamos tiempo de divertirnos, y unos días la tv nos divertirá más y otros días menos.  Nos encontramos en una nueva cultura basada en la tecnología que, muchas veces nos hace perder la cabeza por el abuso, y otras muchas la perdemos en contra este abuso. Expliquémonos bien: la principal preocupación de un padre ante la posibilidad de que su hijo vea demasiado la televisión, la utilice de mala forma, etc. es en qué medida puede enseñarle a tener un consumo responsable. Pues bien, en mi opinión, teniendo el padre el mismo consumo. En una televisión no hay nada bueno ni nada malo, así como no hay nada imprescindible, con lo cual en el momento en el que un niño se dé cuenta de que su tiempo puede estar ocupado en otras actividades tan buenas o mejores que cada programa, serie o película, podremos estar tranquilos sin tener que determinar que vea la televisión un “X” número de horas, sino entendiendo con él que un día pueden ser 6 horas, uno 4 horas y otro ninguna. Pero que la actividad que se haya realizado o los programas que se hayan visto esos días han sido plenamente satisfactorios. No podemos negar que vivimos en una sociedad ligada a una televisión, igual que a un ordenador, y todos los aparatos electrónicos posibles, y cuanto más intentemos esconderlos y negar esta evidencia, más en peligro pondremos que las personas que nos rodean la usen de una forma errónea. Hay que entenderlo, explicarlo, y compartirlo, para poder asimilar que es una opción más, pero no la única. Si nos obsesionamos (como me parece que se obsesionaba el texto que leímos) en todas las actividades que se pueden hacer, el número de horas que se puede ver la televisión, el tiempo que los padres tienen que estar con sus hijos… caeremos en una situación de la que no disfrutaremos ni unos ni otros, porque parecería todo una rutina sujeta a unas normas, y precisamente lo bonito de entender todo esto es olvidar las obligaciones.
Para terminar, después de haber comentado esto y defender que es erróneo proponerse no ver la tv porque es un elemento más de la vida diaria, o plantearse tanto qué pueden hacer las personas para no verla (quien no quiera verla encontrará algo rápido para no hacerlo), si queremos recordar que si la tenemos tan cerca como estamos acostumbrados a tenerla es peligroso caer en su abuso. Por ello, podríamos simplemente colocarla en un segundo plano, bien cambiando su localización en la casa, bien colocándola en un lugar en el que la familia no suela estar… cualquier idea es buena siempre y cuando cumpla la labor de que cuando se acuda a ver la tv sea porque se quiere ver, no porque se está hablando y se enciende, porque pasamos por delante y la encendemos, etc. Igual que leer un libro, escuchar la radio, etc. lo que tenemos que entender es que hay que hacerlo para aprender algo nuevo, porque nos apetece hacerlo en ese momento y porque no hay otra cosa que nos apetezca hacer mas… no para estar como robots mirándola sin reflexionar nada de lo que vemos. Y, seguramente si entendemos esto, inconscientemente nuestras horas delante de cualquier aparato electrónico disminuirán en más del 50% del tiempo empleado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario